Los libros del abuelo

Introducción

Siempre he buscado crear un fuerte vínculo con las personas a través de la lectura. Mis propios gustos literarios son, en muchos casos, contrastantes: por un lado, amo la poesía por su capacidad de transmitir emociones y, por otro, me fascina escribir sobre el misterio y la ficción, donde puedo explorar lo desconocido y lo inquietante. Para mi sorpresa, he descubierto el gran interés de mis lectores por las historias de misterio, en las que logran sumergirse en el océano de mis ideas.

He notado que tengo cierta facilidad para narrar historias, tanto propias como de mis colegas, con pinceladas de misterio y horror. Quizás esto se deba a mi pasión por estos géneros. Así nace este pequeño tributo a esas historias que nos atrapan, demostrando cómo incluso alguien escéptico puede encontrar fascinación en el terror: “Los libros del abuelo“.

¿Te imaginas qué otras historias podrían haberse escondido en los libros del abuelo? Cuéntame en los comentarios tu opinión sobre el microcuento, y si hay algún género literario que te apasione tanto como el misterio o el terror.


“Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche”.

Los libros del abuelo

Era innegable que el viejo Jorge amaba pasar tiempo con su nieto Luisito, y que el niño no prefería otra cosa que las aventuras que vivía a través de la lectura de los fascinantes libros de su abuelo.

Luisito nunca le interesaron las historietas de superhéroes, con dibujos extravagantes y colores vibrantes, ni los juegos de figuras geométricas que ocupaban un área infantil improvisada dentro de aquella magnífica biblioteca. Por el contrario, se quedaba hipnotizado ante una misteriosa y apartada sección. Encima de la estantería principal había una vitrina tallada en madera de caoba, que resguardaba tres enormes volúmenes oscuros. En los lomos de aquellos libros se divisaban un cuervo, un gato y un corazón sangrante; sus portadas lucían imponentes letras y grabados en rojo oscuro.

Cada noche, Luisito se acercaba a los mismos libros y, estirando sus brazos, pedía ansioso a su abuelo que se los leyera.
—Abuelo, ¿me lees uno de esos libros? —suplicó Luisito, señalando los volúmenes en la vitrina.
El abuelo respondió sonriendo:
—¿No prefieres una historieta de superhéroes?
—No, abuelito. Quiero escuchar una historia de esos libros —insistió el niño, suplicando con sus ojos brillantes.

El abuelo decidió ceder a la curiosidad de Luisito. Abrió uno de los libros y, con gesto de complicidad, comenzó a leer en voz baja, susurrando palabras que parecían cobrar vida. Luisito dejó volar su imaginación y vio cómo las sombras en la habitación danzaban al compás de la voz de su abuelo Jorge, y lejos de asustarse, se sintió más fascinado que nunca. El cuervo, el gato y el corazón sangrante no eran meros adornos en los lomos de los libros. Esa noche, Luisito los vio cobrar vida. El enorme cuervo negro, con sus alas que brillaban con la tenue luz que entraba por la ventana, se posó encima de la vitrina, picoteándose las patas. El gato color ónix, con sus enormes ojos amarillos, ronroneó entre las piernas del viejo Jorge y avanzó hasta las paredes de la biblioteca, arañándolas como si detrás de ella se ocultara el más oscuro secreto de la casa. Y el corazón sangrante, como un espíritu flameante, atravesó el pecho del abuelo, y sus latidos reverberaban en toda la biblioteca. Con su voz grave y pausada, el abuelo invocaba las más fascinantes historias escritas en las páginas amarillentas del tomo que tenía en sus manos.

Así fue como, noche tras noche, Luisito se adentraba en un mundo de sombras y luces, de terror y belleza, guiado por la voz de su abuelo. Aunque las historias contenidas en los libros eran oscuras y misteriosas, el niño siempre se sentaba feliz en el regazo de su abuelo a escucharlas. Al final, mientras los ojos del niño se cerraban, las sombras se disipaban, los animales y el corazón delator regresaba al lomo de su libro. El abuelo cerraba suavemente el oscuro volumen y sacaba de la estantería un libro de Julio Verne. Con tono más alegre, leía sobre viajes extraordinarios, llevando al niño a un sueño tranquilo y seguro. Así, las historias de terror eran reemplazadas por las aventuras de exploradores, cuando Luisito se quedaba dormido.

Fin.


Puedes encontrarlo en:

Alvarado Pérez, J. L. (2022). [Los libros del abuelo]. En Noches de insomnio. Primera sección: Noches de insomnio.


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