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Introducción
Cuando comencé a desarrollar diálogos en mi forma de escribir, poco a poco fui dejando atrás los versos y me adentré en los microcuentos, siempre bajo el manto de la nostalgia y la soledad. A través de mis pensamientos y escritos, buscaba intensamente una conexión emocional, revelando mi desesperación por comprender la pasividad y la aparente indiferencia de mi musa, que al final resultaba ser un reflejo de mi propia inseguridad.
Al terminar de escribir un poema o un pensamiento, solía experimentar esa fugaz sensatez, al darme cuenta de la ilusión en la que me había sumido, como si le hablara a una pared. Pero, mientras existan buenas ideas: Yo escribiré.
Descripciones al Mármol gélido
Todos los días, antes de morir la tarde, acudía al parque central a su infaltable cita. Llegaba a la misma banca roída por el tiempo, se sentaba al borde izquierdo, abría un papel lleno de garabatos y se giraba lentamente para evidenciar que ella estaba ahí, majestuosa, con su naturaleza reservada, dando oportunidad a que él se desbordara en entregarle sus acostumbrados elogios llenos de amor.
Él, sin embargo, con cierta inseguridad, esta vez la importunaba: —Tú con esa mirada pálida, perdida por completo en un punto que no tiene fin. ¿A qué juegas que enmudeces?, ¿Qué buscas en ese infinito que jamás he de conocer? Yo imagino el infinito en tus pupilas llenas, ¿están llenas de amor? —Impaciente continuó— ¿Para qué buscarte en mis sueños, prodigiosas aventuras de mi mente enriquecida por letras, si no estarás presente en ellos? Cobras vida en mis descripciones, en ellas ríes, juegas, danzas una música interminable y sólo te agotas si la excusa es buscar mis brazos. Busco la frase perfecta que dé vida a tus labios para que se dediquen a mí, a esa paz que sueño. ¿Cuál fue tu pecado que ahora eres insensible, sin gestos, ni tacto?, eres molde perfecto sin corazón por dentro —reprochó alejándose.
Al día siguiente asistió puntual al parque, se sentó al mismo extremo de la acostumbrada banca, se giró temeroso por su inconveniente comportamiento la tarde anterior. Pero ella no estaba, habían robado la fuente de su cantar. ¿Qué será de aquella absurda aventura? De repente, hubo una fugaz sensatez en su mente, un lapso de lucidez; con sus pupilas dilatadas y perplejas cayó en la consciencia que había regalado sólo descripciones a un mármol.
Fin.
Lo puedes encontrar en:
Alvarado Pérez, J. L. (2010). [Descripciones al mármol gélido]. En Noches de insomnio. Tercera sección: Azul Opaco.