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Introducción
Hay poemas que llegan a tener una belleza impresionante y están cargados de emociones intensas.
La pasión, la nostalgia y el anhelo se entrelazan en cada verso para transmitir un amor que desafíe el paso del tiempo y las barreras impuestas por las circunstancias. Así nace este pequeño y emotivo poema, una reflexión poética íntima sobre el amor, la conexión a pesar de la distancia y el deseo de permanecer juntos.
La eternidad es el mayor triunfo de cualquier verso; el amor correspondido, el de aquellos que aman en silencio. El amor, es una fuerza que no necesita ser proclamada para existir con intensidad. En el mutismo de los sentimientos, las emociones encuentran su espacio para florecer lejos del juicio externo, de los cuestionamientos. Crece en las blancas hojas en forma de versos, sin la necesidad de ser validado por el juicio del mundo. Allí, en la intimidad de lo no dicho, surge la verdadera conexión, donde cada mirada, cada gesto, cada sonrisa, lleva el peso de lo que no se puede expresar en palabras. Quizás, en ese silencio, reside la forma más pura de entrega y devoción. Amar en secreto es, a veces, amar eternamente.
Tu nombre sobre mi nombre
Juré sobre tu piel, amarte.
Éramos un coloquio de versos
negados al papel,
negados ante los ojos de la gente.
Iracundo por la suerte de ocultarnos,
fallezco cada noche en que te pienso.
Es por eso que me entrego a tus encantos,
respirando cada espacio de tu cuerpo.
Juré sobre tu piel, amarte.
Otoño de caricias que el tiempo no borró.
Restableces la luz que ilumina mis días,
guardando en tu alma la esencia de la mía.
Es tiempo del amor, es hora de escaparnos…
Lo puedes encontrar en:
Alvarado Pérez, J. L. & Martínez, J. E. (2024). [Tiempo del amor]. En Vestigios de mi forma. Tercera sección: Ondulaciones.